viernes, 12 de junio de 2020

Una enredadera

Seré benéfica y mínima

Como la flor de la salvia,

Si tú me dejas seguirte

Y estar contigo en tu casa.

 

Cuando tú quieras silencio, Seré silencio yo misma. Haré más lentos mis pulsos, Haré callada la risa, y he de ser como una sombra Que a tu costado se ovilla. Cuando vuelvas de la calle, Hastiado, amargo, sediento, Como agua clara del río Será para ti mi cuerpo. Y almohada de trébol nuevo. Mi brazo, para tu nuca. Sobre tus sienes ardientes, Frescas, mis manos desnudas. Deja que aliente a tu lado Como una sombra ligera, Como sombra que tuviese Fragancia de madreselva. ¡Sueño ceñirme a tu vida Igual que una enredadera!

 Juana de Ibarbourou

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