En tu aposento tienes,
En urna
frágil,
Clavadas
mariposas,
Que, si
brillante
Rayo de sol
las toca,
Parecen
nácares
O pedazos de
cielo,
Cielos de
tarde,
O brillos
opalinos
De alas
suaves;
Y allí están
las azules
Hijas del
aire,
Fijas ya
para siempre
Las alas
ágiles,
Las alas,
peregrinas
De ignotos
valles,
Que como los
deseos
De tu alma
amante
A la aurora
parecen
Resucitarse,
Cuando de
tus ventanas
Las hojas
abres
Y da el sol
en tus ojos
Y en los
cristales!
José Asunción
Silva
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